La hipoacusia es un problema que afecta a más de 430 millones de personas en todo el mundo, de las cuales unos 30 millones son niños. Esto trae graves problemas para desarrollar su autonomía como ser humano, así como para establecer relaciones sociales.
Las causas de la sordera infantil son múltiples, algunas debidas a infecciones, factores genéticos o el hecho de estar sometidos a ruidos muy fuertes. Los adultos responsables de los menores, deben estar atentos a distintos signos que sean indicativos de pérdida auditiva.
Cuando se detecta a tiempo, es posible tomar los correctivos necesarios para que los pequeños puedan recuperar su capacidad auditiva y tener un mejor desarrollo. Por esto, es importante aprender a reconocer las señales que indican problemas auditivos en los niños.
1. No reacciona a los sonidos
Es fundamental detectar los problemas auditivos a edades tempranas, ya que pueden ser tratados rápidamente y no afectar el desarrollo cognitivo del niño. En este sentido, los padres o cuidadores deben estar atentos a ciertas señales:
- Desde que es un recién nacido hasta los 4 meses de edad, se espera que los niños se sobresalten con ruidos fuertes. Si esto no ocurre, es un signo importante de alerta que debe ser comunicado al pediatra para una evaluación más profunda.
- A los 5 meses, los pequeños deberían intentar localizar los sonidos que perciben y empiezan a emitir balbuceos que intentan imitar la voz de los adultos. En caso de que el niño no voltee la cabeza hacia algún sonido, es una señal de alerta.
- Si entre los 7 a 12 meses no reacciona ante su nombre en distintos tonos de voz, puede ser un indicativo de problemas auditivos.
- A partir del primer año de edad, se espera que los pequeños pueden señalar hacia algún sonido y empezar a responder a instrucciones simples.
- Es frecuente que el niño tienda a hablar en voz muy alta o subir el volumen de la televisión u otros dispositivos de audio a un nivel mayor que los otros miembros de la familia.
- Cuando los problemas auditivos se desarrollan en menores que ya saben hablar, los mismos suelen presentar dificultad para percibir los sonidos agudos.
2. Problemas de lenguaje
Uno de los aspectos del desarrollo que más se ven afectados por la hipoacusia, es el aprendizaje del lenguaje. En general, los niños que no perciben bien los sonidos tienen mayores dificultades para aprender a hablar y entender lo que otras personas les comunican.
Algunas señales que te advierten sobre problemas auditivos en los niños relacionados con el lenguaje, son los siguientes:
- Entre los 7 hasta 12 meses de edad, no hay balbuceos. Igualmente, el pequeño no intenta imitar los sonidos vocales de los adultos.
- A los 18 meses de edad, aún no empieza a hablar ni conoce palabras aisladas.
- Cuando alcanza los 24 meses, el menor maneja un vocabulario menor a las 10 palabras aisladas.
- Al llegar a los 30 meses, se aprecia que el niño maneja menos de 100 palabras en su vocabulario. Además, no es capaz de combinar al menos dos palabras y cuando habla, su pronunciación es inteligible.
- En los 36 meses, el vocabulario sigue siendo bastante pobre (menos de 200 palabras) y la claridad al pronunciarlas es menor al 50%. Asimismo, no es capaz de construir frases u oraciones telegráficas.
- Si un niño de 4 años maneja menos de 600 palabras y no puede construir oraciones sencillas, es también una señal clara de que requiere una evaluación audiológica.
Muchos de los problemas auditivos que presentan los niños, se pueden solucionar o mejorar con diversos tratamientos. En caso de requerir una audiometría, en https://www.audifono.es/ encontrarás profesionales altamente calificados y especializados en pruebas especialmente diseñadas para los más pequeños.
3. Dificultades para las relaciones sociales
Uno de los problemas más graves asociados a la pérdida auditiva, es que la persona se siente aislada de la sociedad. Esta situación es mucho más aguda en los niños, quienes están comenzando a establecer patrones para vivir con otras personas y establecer relaciones sociales sanas.
Algunas señales que te podrían indicar que el menor requiere una evaluación de su capacidad auditiva son:
- No establece relaciones de amistad con otros niños.
- Permanece aislado cuando se desarrollan juegos grupales en la escuela u otros ámbitos.
- Tiene problemas de comportamiento y se muestra agresivo al no comprender lo que otras personas le solicitan o no ser capaz de hacerse entender.
- Se presentan episodios de ansiedad asociados a su poca capacidad para comunicarse.
- No son capaces de responder a instrucciones recibidas por los adultos, ya que no las comprenden.
4. Problemas de aprendizaje
De manera general, la hipoacusia va a afectar el proceso normal de aprendizaje de los niños, los cuales aprenden por imitación del comportamiento de los adultos. Cuando los problemas auditivos aparecen en la edad escolar, influyen en la adquisición de muchas de sus habilidades cognitivas.
Esto se puede ver reflejado en algunos comportamientos que sirven de alerta para hacer una evaluación audiológica:
- Comienza a presentar problemas de rendimiento y bajas calificaciones.
- Tiene dificultades para comprender las explicaciones de los profesores.
- Le cuesta participar en las actividades grupales, ya que no se comunica adecuadamente con sus compañeros.
- Se queda viendo fijamente al profesor mientras habla, haciendo un esfuerzo por captar lo que dice.
- Tiende a estar más cansado luego de las actividades escolares, debido al esfuerzo y tensión a la que se ve sometido.
- Suele apoyarse en señales visuales que le facilitan comprender lo que se le dificulta escuchar.
5. Falta de concentración
Otro de los signos que evidencian un posible problema auditivo es que el niño tiene problemas para concentrarse en cualquier tarea. Esto suele suceder debido a que no es capaz de entender lo que se le solicita y se puede detectar por comportamientos como:
- Cuando se le da alguna instrucción, no la sigue y al preguntarle por qué no obedeció, dice que no escuchó lo que se le pedía.
- Al decirle o contarle algo, es frecuente que responda “¿qué?”, lo que se puede llegar a confundir con falta de atención.
- Es frecuente que no entienda lo que se le pide a menos que pueda ver fijamente la cara de la persona que habla.
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