En el hipódromo
Todos los niños están sentados en el suelo frente al monitor.
lo primero que tienen que hacer los niños es imitar el trote del caballo.
para ello deben golpearse los muslos de forma rítmica. el monitor irá
indicando de ir más rápido o más lento, por lo que el ritmo
aumentará o disminuirá.
Los caballos también se encontrarán con setos. para saltarlos
los niños deberán inclinarse hacia atrás, levantando los
brazos y las piernas.
Para hacerlo más divertido también se podrá saludar a
los espectadores que nos miran desde las gradas. el final es muy importante,
ya que habrá que hacer un sprint muy rápido para llegar el primero
a la meta.
Y no podemos olvidarnos de la foto final de meta. los niños tienen que
poner la mejor de sus sonrisas.
Las sillas
Para que los niños se familiaricen con el juego, primero colocaremos
el mismo número de sillas que participantes vayan a jugar. las sillas
debemos ponerlas formando un círculo.
Pondremos una música y los participantes tienen que girar al ritmo de
la música. cuando la música se detenga cada jugador deberá
sentarse en una silla.
Una vez familiarizado se quitará una silla, se pondrá una silla
menos que el número de jugadores. se pondrá la música y
al pararla todos buscarán su asiento. el que no lo tenga cogerá
una silla del círculo y se saldrá del juego.
Así se repetirá la operación hasta que gane uno.
Las rimas
Todos los niños se sientan en círculo y se reparte una hoja y
un bolígrafo a cada chaval.
cada jugador debe inventarse un pareado con su nombre y escribirlo en su folio.
Cuando todos hayan acabado comienza el recital. cada uno debe recitar su pareado.
como ejemplo pondremos el pareado de una niña: “esta es la historia
de sandra, que de mascota tiene una salamandra”.
Las serpientes
Los niños comienzan el juego arrodillados como si fueran serpientes
dentro de un cesto. Todos deben estar repartidos por todo el espacio disponible.
Al sonar la música deben ir levantándose poco a poco moviéndose
como si fueran serpientes. Cuando cese la música todos deben arrodillarse
otra vez, hasta que vuelva a sonar.
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